Regreso
(Esta nota es un texto que encontre entre las cosas viejas guardadas y lo reedite, teniendo en cuenta que lo escribi en el 2007!. Ahora le puse un tinte un poco mas interesante para la lectura. Opinen :) )
Miro en dirección horizontal, no sé donde estoy ni tampoco por qué no logro recordar nada de lo que haya ocurrido previamente. ¿Qué hora será? ¿Y por qué brilla tanto ese tubo fluorescente? Los ojos me arden y siento el impulso de cerrarlos continuamente. No logro ver nada más allá de esa luz que me encandila y los sonidos son imprecisos, se amontonan y confunden. Pero estoy empezando a sentir mucho sueño y cansancio, ni siquiera tengo ganas de moverme y mis párpados todavía se empecinan por cerrarse.
Las luces se apagan de pronto. Todo eso que sentía se ha desvanecido como un espectro irreal, y ahora me encuentro solo… entre el siniestro silencio y la lúgubre oscuridad.
Algo me resulta familiar y se dispara en mi mente un pensamiento acerca de ese lugar (¿limbo se llamaba?) donde se arrastran las almas en la eternidad, lamentándose, sordas de soledad. Se está haciendo cada vez más oscuro aquí…
Ceguedad total. Mi vista se dilata y se oscurece, y mis latidos comienzan a sonar pausados… los escucho lejanos, como el eco de un corazón sumergido en un mar de lágrimas.
Estoy sintiendo mucho frío; el roce de mi piel parece vidrio. Tengo que aceptar que ya no me queda vida; la muerte acecha, me saluda cercana y me susurra con sus labios temblorosos la cuenta regresiva de los minutos pasajeros, mientras el corazón se va durmiendo para siempre.
De pronto oigo tu voz; mi corazón se detiene por un instante. No sé qué palabra has pronunciado, tal vez solo mi nombre, pero ha sonado dulce y acogedor en mis oídos adormecidos. Lograste prender las luces y que mis latidos retomen un poco su fuerza.
Tu piel roza la mía, la siento cálida y delicada. No sé si es un sol brillando, pero algo entibia mis venas poco a poco. Ya siento los pies, ahora sobre una arena caliente y escucho el sonido de la brisa marina; las olas están muy cerca.
Veo una luz. La imagen es borrosa pero logro divisar tu figura a unos metros de mi cuerpo. A medida que me acerco piso cada vez más firme y ya casi logro besar tus labios sonrientes, acariciar tu cutis limpio y joven. Escucho esas campanadas tenues que antes había ignorado, suenan como carillones de ángeles que anuncian algo…
Oigo tu voz nuevamente y entiendo que me estás llamando. Mi ilusión se desvanece; mi corazón late despierto y entusiasmado. Siento vida otra vez, mis tejidos se impregnan de espíritu y aparecen de nuevo los colores. Puedo sentir mi mano junto a la tuya y estoy tranquilo, nada me apura. Estoy abriendo los ojos de a poco y te veo. Ahí estas tu. Ahí estas otra vez junto a mí, nutriéndome de vida.
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