Tocar el cielo con las manos.
Quisiera saber qué se siente de nuevo todo eso que deje ya tan atrás, sentir que podes tocar el cielo con las manos porque tus pies se elevan lentamente, y estas flotando.
No puedo comprender cómo es que el tiempo pasó tan rápido y no sólo se llevo muchas cosas, sino que también todo registro de lo que ellas significaron. Quizás por el dolor que causaron, o quizás porque dentro de su imperfección fueron demasiado buenas. Pero fueron experiencias únicas, de eso estoy segura. Antes veía llover y frente a mis ojos se deslizaban cristales de diamante perfectamente geométricos en una suave danza armoniosa; ahora son sólo gotas desordenadas que humedecen el ambiente denso.
Qué milagro es el amor y qué tan poca cosa se necesita para experimentarlo. Quisiera probar de nuevo su sabor antes de que amanezca y sea otro día rutinario, monótono, vacío... Cambiar el ritmo del tiempo con una pizca de dulzura y cariño, sentir esa vibración interna, tan sepultada y olvidada.
A veces pienso que habrá que sentarse solo a esperar a que el destino marque el momento justo, y otras veces creo que hay que esmerarse a encontrarlo, porque estamos en riesgo de perder las oportunidades sin siquiera darnos cuenta. No estoy segura, pero tengo en claro que ese amor desesperado está golpeando, guardado muy adentro, y tengo intriga de volverlo a sentir cerca, cálido, en su máximo esplendor. Estoy ansiosa por sentirme capaz de tocar de nuevo el cielo con las manos.
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