El comunicado más cotidiano y más sensato.
Lo peor de todo es creer que los errores siempre son ajenos. Y el error más hipócrita es el que se comete cuando se dice "es un hijo de puta" sin tener argumentos y hasta a veces sin siquiera conocer a la persona.
Lo peor de todo, es que quien dice todas esas aberraciones es porque cree y se fía de las habladurías, y el que hace caso a todo ese chisme barato es un infeliz. Lamentablemente estamos tan acostumbrados a este tipo de personajes sociales que a veces nos volvemos tan mediocres como ellos y decimos "ah, tiene razón. Si hizo eso es un hijo de puta". Y ahí contribuimos una vez más a enaltecer a los infelices y a basurear a los enjuiciados.
Ahora bien, lo que yo me pregunto siempre es: ¿QUIÉN CARAJO SOMOS PARA DECIR QUE X ES UN HIJO DE PUTA? ¿Somos Jesús? ¿La Madre Teresa de Calcuta? ¿Ghandi? ¿Buda? Claro, todos muy creídos de que tenemos el derecho y la posibilidad de opinar y por eso podemos defenestrar a una persona tranquilamente. Macanudo: somos seres libres, tenemos derechos, vivimos en un país democrático, blabla, pero ¿quién nos hizo creer que por todas esas garantías sociales estamos en condiciones de pararnos en un pedestal, señalar con el dedo a un pobre cualquiera y decir que es una mala persona?.
Uno de mis sueños idealistas siempre fue el de sentar a todos estos infelices que se creen muy vivos (y muy buenas personas por lo que parece) para andar opinando de las vidas ajenas, y explicarles que son más "hijos de puta" que aquél que están bardeando por hablar de algo que no les corresponde y que nunca van a poder entender (porque no les incumbe en sus malditas vidas), y además de eso, son más mediocres, porque en vez de ocuparse de sus asuntos se jactan de que tienen grandes ideas y grandes valores por andar juzgando a otros. Chicxs: primero mirense el dedo con el que están señalando porque seguro está manchado de caca.
Ahora, poniéndome más seria y menos violenta, quiero proponerles a todos (me incluyo a mi en el grupete porque, como dije antes, todos caemos en la mediocridad algunas veces) que nos dejemos de tribunales y de chusmerío y de críticas y de tibieza. Todos nos mandamos cagadas, todos somos imperfectos, todos somos medios "hijos de puta" en algunas cosas; y nadie, por más que tenga sus derechos bajo la manga, es capaz de encasillar a otra persona y de clasificarla como "buena persona" o "mala persona" por dos o tres acciones (positivas o negativas) que "evaluemos" de ella. Dejémonos de blancos y negros y seamos un poquito más sensatos y menos infelices: ese pobre que le dicen hijo de puta tal vez sea una cagada en algunos aspectos y un lujito en otros (que vos, el que señala con el dedo sucio, no).
Miren sino cómo las personas más sabias que conoció la humanidad respetaron la idea de que "quien esté libre de pecados que tire la primera piedra". Y nosotros, que no llegamos a ser ni un tercio de lo que fue esa gente iluminada, ¿¿qué corno hacemos criticando??
Acto seguido, me callo. Fin del comunicado.
Lo peor de todo, es que quien dice todas esas aberraciones es porque cree y se fía de las habladurías, y el que hace caso a todo ese chisme barato es un infeliz. Lamentablemente estamos tan acostumbrados a este tipo de personajes sociales que a veces nos volvemos tan mediocres como ellos y decimos "ah, tiene razón. Si hizo eso es un hijo de puta". Y ahí contribuimos una vez más a enaltecer a los infelices y a basurear a los enjuiciados.
Ahora bien, lo que yo me pregunto siempre es: ¿QUIÉN CARAJO SOMOS PARA DECIR QUE X ES UN HIJO DE PUTA? ¿Somos Jesús? ¿La Madre Teresa de Calcuta? ¿Ghandi? ¿Buda? Claro, todos muy creídos de que tenemos el derecho y la posibilidad de opinar y por eso podemos defenestrar a una persona tranquilamente. Macanudo: somos seres libres, tenemos derechos, vivimos en un país democrático, blabla, pero ¿quién nos hizo creer que por todas esas garantías sociales estamos en condiciones de pararnos en un pedestal, señalar con el dedo a un pobre cualquiera y decir que es una mala persona?.
Uno de mis sueños idealistas siempre fue el de sentar a todos estos infelices que se creen muy vivos (y muy buenas personas por lo que parece) para andar opinando de las vidas ajenas, y explicarles que son más "hijos de puta" que aquél que están bardeando por hablar de algo que no les corresponde y que nunca van a poder entender (porque no les incumbe en sus malditas vidas), y además de eso, son más mediocres, porque en vez de ocuparse de sus asuntos se jactan de que tienen grandes ideas y grandes valores por andar juzgando a otros. Chicxs: primero mirense el dedo con el que están señalando porque seguro está manchado de caca.
Ahora, poniéndome más seria y menos violenta, quiero proponerles a todos (me incluyo a mi en el grupete porque, como dije antes, todos caemos en la mediocridad algunas veces) que nos dejemos de tribunales y de chusmerío y de críticas y de tibieza. Todos nos mandamos cagadas, todos somos imperfectos, todos somos medios "hijos de puta" en algunas cosas; y nadie, por más que tenga sus derechos bajo la manga, es capaz de encasillar a otra persona y de clasificarla como "buena persona" o "mala persona" por dos o tres acciones (positivas o negativas) que "evaluemos" de ella. Dejémonos de blancos y negros y seamos un poquito más sensatos y menos infelices: ese pobre que le dicen hijo de puta tal vez sea una cagada en algunos aspectos y un lujito en otros (que vos, el que señala con el dedo sucio, no).
Miren sino cómo las personas más sabias que conoció la humanidad respetaron la idea de que "quien esté libre de pecados que tire la primera piedra". Y nosotros, que no llegamos a ser ni un tercio de lo que fue esa gente iluminada, ¿¿qué corno hacemos criticando??
Acto seguido, me callo. Fin del comunicado.
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