Si me preguntaran por vos

  

 Si me preguntaran cómo te quiero encontrar diría que desnudo, con un café entre las manos y riéndote a carcajadas. Les diría que te imagino libre, pícaro, fresco. Riéndote porque la cama está revuelta y tu pelo también y se te pasó medio día leyendo uno de los tantos libros empezados que tenés en la mesita de luz.

    Si me preguntaran no dudaría en mencionar tu voz profunda cuando me preguntás curioso qué me pasa, porque me quedo colgada contemplándote; y hablaría de tus manos grandes y ásperas por querer abarcar más cosas de las que son capaces.

      Les diría que te imagino contándome con ánimo las barbaridades que escuchaste en las noticias y queriendo cambiar el mundo. Siempre con esa idea en la cabeza; porque si hay algo que me enamora de vos es tu coraje para ser distinto, y si te esmerás en parecer un pibe común, tarde o temprano resalta tu actitud tan particular y diferente. Porque hasta comés una hamburguesa con un estilo que nunca vi en mi vida. Y lo más lindo es que así y todo sos simple. Genuino, con tus defectos desenmascarados, que sabés que me enojan y me conmueven, porque te hacen humano. Sos, de hecho, la persona más humana que conozco.

    Te imagino tratando de explicarme tu trabajo de la manera más sencilla que podés, para que entienda aunque sea algo de tantas ecuaciones. Si me preguntaran, contaría cómo se me pasa el tiempo al lado tuyo, charlando o escuchándote. Les diría que a veces me abstraigo mientras hablás y de repente pasamos de los fideos con tuco que me vas a cocinar a las conspiraciones mundiales que tanto te intrigan. Me gusta que seas una caja de sorpresas porque no me aburro nunca con vos. 

      Cuando te imagino así recostado en la cama me haces acordar al café, de sabor intenso y dulce. Y estás riéndote a carcajadas porque me hiciste algún chiste mientras me invitás a acompañarte de nuevo a las sábanas revueltas, y me pedís que no me vaya. Me agarrás de la cintura y me señalás miles de estrellas y placeres. Me das todo, no te guardás nada; lo hacés con las manos, con las piernas, con los labios, con los ojos, con el corazón. Y volvés a dormirte mientras te acaricio el pelo y me apretás contra vos. Te dormís y te despertás siempre igual de lindo.

   Si me preguntaran cómo me gustaría encontrarte les diría que despeinado, desprejuiciado, sonriendo siempre. Así te quisiera encontrar. Pero si me preguntaran dónde encontrarte no sé bien dónde te buscaría; daría, tal vez, la dirección de mis sueños, les mostraría el camino de mi imaginación.

    No sé dónde estarás y si alguna vez vendrás a invitarme a esa cama llena de estrellas, pero lo lindo es que puedo volver a vos cada vez que quiera, con tan solo cerrar los ojos. El café te lo preparo yo. 

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